Antonio “Zorro” Medina
El
hincha número uno de Guabirá.
Tenía 18 años cuando fue tentado por el Club Fabril de Guabirá como arquero en el equipo que en esa época era sustentado con el dinero que aportaban los trabajadores.
Antonio "Zorro" medina |
Indica
que la “plata” ganado con el sudor de la frente, es el mejor premio que puede
tener un hombre en la vida.
Tenía 18 años cuando fue tentado por el Club Fabril de Guabirá como arquero en el equipo que en esa época era sustentado con el dinero que aportaban los trabajadores.
Antonio
Medina Zapata, en Montero el popular “Zorro”, nació en Santa Cruz, el 02 de
Septiembre de 1937. Reconoce con hidalguía haber asistido a la escuela
solamente el primer curso de primaria, porque la economía de la familia era muy
precaria.
Aún
cuando era niño, realizó una serie de trabajos para ayudar a la mantención del
hogar, siendo “lustrero”, “canillita”, vendió gelatina, pandearroces y otros
oficios, y señala con orgullo que “el trabajo no denigra a nadie y que la
“plata” ganada con el sudor de la frente es el mejor premio que puede tener un
hombre en la vida”.
“Zorro”
Medina, rememora los hermosos momentos de esta época en los que los hombres de
mucho poder económico como los “los tojos”, Roberto y Rosendo Paz,
Napoleón y Roger Hurtado de El Cidral,
fomentaban el deporte contratando jugadores de gran valía y cada encuentro de
fútbol era una verdadera fiesta a la que asistía todo el pueblo y los triunfos
y derrotas se vivían con una intensidad muy fuerte, “pero la verdad es que la
gente del pueblo venía a las canchas no sólo por el fútbol, sino por las
trifulcas que se armaban, donde corrían los soplamocos a montones”.
“Así
como me destaqué en el arco, también era
bueno pa’ los lapos”, nos dice Antonio.
La
vida no fue fácil para el Zorro. Aparte de jugar fútbol, un buen tiempo estuvo
de portero en el colegio Holly Cross, institución que manejaban los padres
Maricknoll. Es ahí donde nación una amistad muy grande con los sacerdotes y su
acercamiento real a la Iglesia, el mismo que perduró hasta sus últimos días.
Cuando
se construía el actual edificio de la iglesia Nuestra Sra. de las Mercedes.
Junto a Samo, Paco Gonzáles, los hermanos Heredia y toda la juventud de esa
época, se plegó con entusiasmo a ese gran emprendimiento hasta verlo convertido
en realidad, participando activamente en los festivales deportivos que los
sacerdotes promovían para recaudar fondos. Además que esas manos fueron capaces
de trabajar en la tejería, en la fabricación de ladrillos y tejas utilizadas en
la erección de la parroquia a la Santa Patrona de Montero.
UN HOMBRE DE FE
El popular "Zorro" y su familia. |
Para
cimentar la empresa que manejó, tuvo que trabajar duro y parejo. Nos confió que
tuvo momentos muy adversos que siempre fueron superados con estoicismo, valor y
fe en Dios.
Nos
confesó que en el momento más amargo de su vida y al borde de su desesperación,
le pidió a la “Mamita” de Cotoca, que lo salve de esa aflicción que lo tenía
muy cerca e la ruina. El milagro según “Zorro” Medina, se dio la manera más
inesperada y pudo salir a flote. En agradecimiento a esta bendición desde hace
doce años, cada 14 de diciembre en su
domicilio de la calle Bolívar, se convierte en un santuario donde miles de
devotos acompañan a la familia Medina en la novena y velorio de la Patrona del
Oriente Boliviano.
Desde
el mes de octubre, nuestro amigo empezaba a ahorrar el dinero que será
invertido en los gastos que demanda ese festejo en la que felizmente, ninguno
de los visitantes se queda con sed o con
hambre, por que son servidos con generosidad.
En
los últimos años personas anónimas hacen llegar al domicilio de Zorro Medina,
quintales de azúcar, hormas de queso, café, y otras especies que son servidas a
los feligreses y también desde el año pasado al día siguiente del velorio, en
la mesa del Hogar de Niñas que es atendido prioritariamente y en forma personal
por la familia de nuestro amigo, haciendo participar de esa manera a más de un
centenar de pequeñas huérfanas alojadas allí.
La
fe de Zorro Medina, también se ve reflejada en la constante ayuda que brinda a
la parroquia local, en las navidades, Antonio, es el dueño también de cada
procesión que se organiza, muy especialmente si se trata de San Ramón Nonato,
Patrón de Montero, cuya imagen hizo restaurar por cuenta propia y hoy ocupa un
lugar preferente en la parroquia y el corazón de los montereros.
ANECDOTARIO
Nuestro
entrevistado que es padre de veinte hijos, dijo que la mayoría de ellos los
hizo estudiar para que tengan de qué vivir. Hizo lo mejor que pudo para
hacerlos profesional, hombres y mujeres de bien.
Una
de las grandes cualidades que tuvo Antonio, es haber aprovechado las mejores
experiencias de su vida y reconoce sus limitaciones intelectuales pero en forma
empírica filosofa expresando “lo bueno en la vida, es saberse reír de uno
mismo”.
Resulta
que en una reunión de la Liga de Deportiva Local, donde asistía como delegado
del Club Huracán, se desarrollaba en un ambiente caldeado, los asistentes casi
llegan a acciones de hecho, con discusiones subidas de tono, pidió la palabra y
por darse ínfulas de buen orador, con voz sonora se dirigió a los asistentes
diciéndoles “en vista de que esta reunión es puro bochiviquismo (discusión) y
discutinia (discusión) yo me retiro”, dejando con la boca abierta a todos los
presentes.
EL DIABLO ROJO
Antonio
Medina, un hombre de contextura física fuerte, buena estatura, musculoso,
producto de manejar el combo diariamente, es un ferviente deportista, hincha
número uno del “poderoso Guabirá”.
Debido
a su fogoso carácter, protagonizó algunos “bolleos”, en el Tahuichi Aguilera,
lo que motivó lo exilien de ese campo deportivo por un tiempo. El Zorro asistió
a todos los encuentros como líder de la barra del plantel azucarero. El tiempo
lo volvió más tolerante y en su momento, el temible Zorro de antes, es el que
calmó a los exaltados en las barras y puso orden en la numerosa hinchada que asiste
a los encuentros para alentar a los Diablos Rojos del Norte.
Al
concluir la amena charla, Antonio alienta la esperanza de la juventud y
sostiene que ellos serán los responsables de la grandeza o el fracaso de
nuestro país. Los instó a ser íntegros, honestos y honrados, virtudes que no
deben desparecer, más por el contrario son principios que deben ser
fortalecidos en la lucha diaria por la vida.
El
noble corazón de Antonio dejó de funcionar el 20 de enero de 2006.
Su
desaparición conmovió a la sociedad monterera.
El
legendario Zorro Medina “El hincha número uno del club Guabirá. Queda para
siempre en el sentimiento y la memoria colectiva de su pueblo.
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