DOÑA ERLINDA FLORES DE RIVERO
Pionera en la profesionalización
de la mujer montereña.
El instituto “Nuevo Amanecer”, de
propiedad de nuestra entrevistada, fue el primer instrumento donde el sector
femenino del Norte integrado pudo obtener una profesión vocacional. En los
albores de la transformación del villorrio de San Ramón de la Víbora hasta
llegar hoy a lo que es Montero, una de las capitales provinciales más dinámicas
del país, hubo una suma de esfuerzos y voluntades orientadas a ese objetivo.
Es así que en la región
norteña en particular nuestra ciudad, tuvo desde principios de este siglo una
interesante y variada migración externa e interna, la misma que se acentúa en
forma notable a partir de la década de los cincuenta, con el proyecto de la
creación del Ingenio Azucarero Guabirá.
Atraídos por la esperanza
de mejores días y de nuevas oportunidades, miles de hombres y mujeres venidos
desde otros lugares se desperdigan a lo largo y ancho de la geografía del Norte
cruceño, como si esta en verdad fuera la tierra prometida.
Unos llegaron porque
percibían que el futuro estaba aquí, otros como el caso los esposos Rivero –
Flores en cumplimiento de un destino de trabajo.
Don Guillermo Rivero había
sido designado Pastor de la primera Iglesia Bautista de Montero una vez
instalados y después de permanecer un año en esta población doña Erlinda
Flores, mujer intuitiva y de grandes iniciativas, advierte que no existía
ningún instituto de profesionalización para la mujer.
“NUEVO AMANECER”
Con el título de profesora
de materias vocacionales, doña Erlinda toma una decisión extraordinaria, que
gravitó positivamente en el sector femenino de la región, y que a partir del 2
de febrero de 1966 tiene la oportunidad de mejorar su condición económica y de
autoestima, al tener un instituto de profesionalización.
Bajo la razón social de
“Nuevo Amanecer”, la empresa inicialmente dicta curso de Corte y Confección
para damas, con el tiempo se incorporan nuevas carreras, como ser Sastrería
para caballeros y damas, Bordados a Máquina, Belleza Integral y en el rubro de
las manualidades Macramé y Bordado en Cinta, estampado en tela, porcelana fría
y otras.
Esta academia desde sus
inicios estaba cimentada por una extraordinaria dosis fe y la inquebrantable
voluntad de triunfar siempre con la prerrogativa de ser instrumento para que la
mujer, cualquiera fuera su condición social, pudiera obtener un oficio que
aunque sea sencillo le permitiera tener la independencia económica para
afrontar con armas nobles, los avatares de la lucha diaria por la vida.
Nuestra distinguida
entrevistada nacida en el Valle de Cochabamba nos comenta con toda seguridad
que la tierra de uno no es necesariamente donde se vino al mundo, es donde uno
encontró el destino y el espacio para trabajar y progresar, tal como nosotros
lo hemos hecho, brindándonos íntegros en la cotidiana labor y la formación de
nuestros hijos que gracias a Dios tampoco nos defraudaron, enfatiza.
MUJER DEL AÑO
En la oportunidad de
cumplir Bodas de Plata, la gestora de la academia profesional “Nuevo Amanecer”
con más de dos mil egresadas a lo largo de su fructífera labor a favor de la
mujer fue distinguida por la Asociación Boliviana de Secretarias filial Norte,
como la Mujer
del año, reconociendo de esta manera el valioso aporte de Erlinda Flores de
Rivero a la profesionalización del sector femenino, identificándola como la
primera en estas actividades, cuando la llaman “Liberación Femenina” todavía
era la utopía.
Doña Erlinda rememora esos
gratos momentos y nos comenta que aún no ha pensado en dejar esta actividad
porque representa de alguna manera el aprecio de una sociedad para una labor a
la que entregamos parte de nuestra existencia, comenta.
A sus 63 de vida nuestra
entrevistada, con el mismo ímpetu de sus años juveniles, sigue manejando con
mano y segura la dirección de la decana de la academias profesionales de
Montero, y declara que las tareas se le han alivianado desde el año pasado,
cuando pasó a la jubilación después de prestar los servicios de profesora de
materias vocacionales en el colegio Evangélico Metodista de nuestra ciudad.
UNA MUJER REALIZADA
Erlinda Flores de Rivero
pese a las recargadas labores que ella misma se impuso jamás olvido su rol de
madre y esposa y recuerda con precisión los largos años de lucha junto a su
esposo, en el afán lógico de cimentar y asegura el futuro de su familia.
Y es aquí en Montero donde
nacieron sus cuatro hijos de los cuales se siente orgullosa y no es para menos
Carlos el mayor de la prole, es arquitecto, Ruth Elizabeth, médica cirujano;
Mery Virginia, odontóloga y el “surrapo” Hugo cursa actualmente la carrera de
Ingeniería Electrónica.
Nuestro paso por la vida es
breve, afirma doña Erlinda y agrega que vamos dejando a nuestro paso, que es la
prolongación de nuestra existencia, se ven reflejado en los hijos y es
responsabilidad de los padres señalarle el camino recto y honrado, para que
mañana nos recuerden con gratitud y ellos hagan lo mismo con sus propios hijos,
siguiendo el ejemplo que les a inculcado, manifiesta.
Al concluir nos confiesa
con sinceridad su amor por esta tierra que con generosidad le brindó muchos
afectos y amistades, los que también fueron devueltos con la misma intensidad
con la que se les ofrecieron, y donde encontraron un lugar para desarrollar sus
actividades enmarcada en el respeto a los semejantes y al innata vocación de
servicio que perdura hasta hoy.
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